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Y esta afirmación tiene su argumento, en que con el viejo paradigma gran parte de los niños que accedían a la posibilidad de integrarse a una nueva familia a través de la adopción, lo hacían producto de un acuerdo entre adultos, en donde una mamá, que por diferentes motivos no quería o no podía seguir adelante con su maternidad, cedía su responsabilidad parental o de crianza ante la justicia hacia otra familia que ella elegía. Este proceso legal que estuvo permitido hasta la entrada en vigencia del nuevo código, hoy ha quedado expresamente prohibido en el artículo 611 que dice… “Queda prohibida expresamente la entrega directa en guarda de niños, niñas y adolescentes mediante escritura pública o acto administrativo, así como la entrega directa en guarda otorgada por cualquiera de los progenitores u otros familiares del niño”.
Esta metodología convivió siempre con el otro sector de niños que lograban egresar de un sistema de institucionalización prolongada, muchas veces sorteando una serie de dificultades que iban desde el literal olvido de sus expedientes en repisas de tribunales, por no tener nadie que los representara o defendiera; las eternas vinculaciones forzadas con su familia de origen, que provocaban muchas veces el vencimiento del extenso plazo que proponía la ley para resolver sus causas; y hasta en el mejor de los casos su permanencia por años viviendo dentro del sistema de familias solidarias creciendo en el seno de un hogar sabiendo de su transitoriedad, y sin comprender el porqué ni el motivo de tanta espera.
En fin, la desidia de un sistema que los tenía atrapados, y que con o sin recursos, los había hecho invisibles a los ojos de una sociedad que no entendía, ni se cuestionaba las demoras, y la necesidad de apurar los tiempos, que para muchos niños eran toda su vida.
Hoy gran parte de lo que se planteaba como cuestiones a resolver ya tienen sustento legal en el nuevo código civil, que le pone coto al tiempo de trabajo y resolución de la situación de los niños que tienen medidas excepcionales tomadas, o sea separados de su familia de origen por diversas razones. Hoy queda claramente expresado que dicha separación no puede ser nunca por pobreza, que el Estado tiene obligación de implementar todas las políticas necesarias para que el niño recomponga el vínculo con su familia de origen, que por sobre todo se priorizará mantener esos vínculos, y que si luego de trabajar con ese objetivo, no fuera posible, recién en posterior a todas esas instancias el niño podrá acceder a la adopción por parte de otra familia elegida por el Estado a través del Registros de Adopción de cada provincia.
Y vale aclarar todo lo anterior, porque si bien pueden darse los casos de niños abandonados por sus madres o entregados por voluntad propia, siempre a través del Estado, los potenciales niños que hoy llegan a la adopción, son niños, que para que hayan sido separados de su entorno han sufrido algún tipo de vulneración grave en sus derechos, y con el cual no se pudo recomponer esa situación con ningún otro referente afectivo cercano.
Y los niños no atraviesan esas experiencias gratuitamente, no resetean su sistema afectivo y psicológico cuando un juez decide que su vida continuará dentro del seno de una familia adoptiva. Los tiempos judiciales establecen que en 6 meses los organismos del Poder Ejecutivo que trabajan en al área niñez deberán resolver sus causas, y si bien es un tiempo más que generoso para tomar decisiones que tienen que ver con recuperar sus derechos vulnerados, no lo es para que su psiquis comprenda qué es lo que está pasando, porqué lo separan de lo único que conoce como entorno. Mayormente los niños no tiene la capacidad de discernir si lo que les está pasando es bueno o malo, y atraviesan y naturalizan conductas y modos de vincularse, por ser lo único que conocen.
Cuando los "grandes" deciden su futuro, el niño no nace de nuevo. Y cuando comienza una vinculación y posteriormente se integra a la que también "potencialmente" por un tiempo será su familia, deberá elaborar muchos duelos y sanar muchas heridas. Tendrá en muchos casos permitirse volver a confiar en los adultos, vencer miedos y resignificar las experiencias vividas, e ir redireccionando una nueva vida que se le presenta demasiado incierta, porque por más evaluada y preparada que esté su futura familia, inicialmente serán adultos realmente desconocidos. El miedo al rechazo, su nivel de resiliencia, su poca o mucha capacidad para expresar sus sentimientos, todo se pone en juego en su estructura psíquica, y si a los adultos, todas estas situaciones nos implican stress, es imposible no pensar que para ellos también signifiquen una importante movilización de toda la estructura de la que hasta ese momento era su vida.
La licencia por maternidad/paternidad adoptiva tiene que dejar de ser vista como un lujo que se dan los adultos para descansar y empezar a ser considerada como una necesidad de ellos. Entendida como un espacio necesario para integrar historias distintas, que necesitarán fusionarse, y sin borrar el pasado, tratando de cerrar la mayor cantidad de cicatrices posibles. Reconstruir y reformular dos historias familiares, porque la familia adoptiva también debe adaptar toda su estructura en beneficio de ese proceso. Superar todos los obstáculos que puedan presentarse durante un proceso de vinculación exige un gran desafío, porque los postulantes para adopción, lejos de acceder a una preparación inexistente por parte del Estado para enfrentar situaciones complejas, son familias comunes, que también como el resto de las familias que tienen hijos biológicos, atraviesan miedos, tienen que vencer prejuicios, tienen fortalezas y debilidades, y eso no los califica ni más ni menos que al resto de la sociedad.
Todo este proceso exige de "tiempos", que la ley no contempla, "tiempos" que todos dicen ser justos, pero que en la ley no figuran. Se necesitan días, meses para compartir con los niños este tiempo de vinculación y posterior adopción. Tiempo y espacio para conocerse mutuamente, para como se dijo anteriormente integrar historias, sanar heridas demasiado frescas, construir vínculos nuevos y sólidos entre seres desconocidos.
Cuanto más cercano a la adolescencia, un niño necesitará más tiempo. La adolescencia es un período de cuestionamientos internos y de cambios biológicos, que todos atravesamos y sufrimos independientemente de nuestras condiciones de vida y nuestros contextos familiares. Y no es difícil imaginar que si esta etapa definida científicamente como conflictiva, lo es para todos en general, mayormente lo será para quienes por razones de vulneración han tenido que ser separados de su familia de origen. Hay que desterrar por completo ese imaginario social entre los legisladores que elaboran proyectos y entre las autoridades que deciden sobre los niños, de que cuanto más grandecitos son los niños menor es el tiempo que la ley les asigna de licencia. Es totalmente erróneo que se piense que como tienen relativa independencia para realizar distintos actos civiles, quizás por ese motivo, elaboraran duelos y crearán nuevos vínculos rápidamente solo por tener determinados años cumplidos.
Si los paradigmas cambian, evaluemos todo lo que cambia dentro de un paradigma. No nos quedemos solo leyendo los titulares de los mismos.
Cambió el paradigma de niñez, el concepto de niño. Cambió el paradigma de las familias adoptivas, o de lo que se creía de ellas, de ser familias adineradas que fácilmente conseguían niños para satisfacer una necesidad de ser padres. Somos familias comunes, en su mayoría de clase media que necesita de esos tiempos porque no nos podemos dar el lujo de dejar de trabajar. De esto resulta que también,en la adopción, debe cambiar también lo que entendemos como licencia por maternidad, dejando de lado los viejos argumentos de ser el tiempo que tenía o tiene una mujer para reponerse luego de un parto. En la adopción, la licencia debe ser vista como una necesidad del niño en primera instancia.
Y estamos hablando de una necesidad que tendría que haberse materializado "ayer", que no puede esperar un día más, que debería ser parte de los tantos decretos que salen a diario. NO podemos esperar más que sigan los proyectos en el Congreso, aunque hago la observación que ninguno de ellos lo plantea como hoy lo hacemos aquí, y para los niños mas "grandecitos" se achican los días a menos de una semana en algunos.
Si analizamos la cantidad de adopciones que se realizan por año, éstas de ninguna manera significan una amenaza para los presupuestos aprobados, por lo que se trata entonces de una decisión política que inentendiblemente no se visualiza como prioritaria. Todos se asombran y compadecen, y no se explican el porqué no existan, y siguen su camino.
Quiere "realmente" el Estado promover la adopción de niños mas grandecitos?, la del grupo de hermanos? lejos de promoverla no facilita en nada a que este encuentro se produzca. Cuando hablamos de recursos, no solo reclamamos la escasa capacitación del área de niñez, el insuficiente personal en los registros, del casi nulo acompañamiento pre y posadopción, sino también de no gestionarle TIEMPOS a los niños para que sus vinculaciones no fracasen.
Tenemos que dejar de pensar la licencia en los procesos de adopción como días de descanso para una nueva mamá, papá o familia, sino como el tiempo necesario para reconstruir una historia de un niño que necesita especial atención, porque repito, no es separado de su familia de origen sino por un motivo gravísimo imposible de revertir.
Nos desgarramos las vestiduras hablando de sus derechos, adherimos a leyes internacionales y sancionamos nuestras propias leyes nacionales, nos sentamos en las jornadas y conferencias y nos llenamos la boca hablando de lo que en la práctica se cumple muy parcialmente. Hacemos hermosas campañas publicitarias y escuchamos declaraciones magistrales que nos hacen suponer que quienes las pronuncian están pensando realmente de los niños.
Muchas deudas por resolver tiene todavía el sistema con los niños que hoy llegan a la adopción. La puesta en vigencia de licencias para las familias que se inician en este camino es una cuestión de sentido común, no hay nada que justifique esta demora, y sin embargo seguimos esperando. Pedimos por la implementación de licencias por maternidad y paternidad adoptiva YA.
Grupo de Padres Adoptivos y en Espera de Rosario
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